"Qué son mis piernas si con ellas andar no puedo.
Qué es esta llanta si girar no le dejo.
Qué son ustedes si mirar sólo pueden.

 

Esta quietud no es buscada, ella misma nos ha encontrado y nos ha guillotinado la marcha, nos ha arrebatado el impulso.

 

Andaremos simbólicamente con este canto, también inamovible.
Este sepelio en vida es resultado de la angustia que poseo en las venas, en las que ya nada recorre.

 

De luto están mis ojos, mis manos, mi pecho.
De luto nostálgico está mi voz.
Este corte se ha teñido con mentes inquietas, obligadas a no ser.
Este corte, estos fragmentos, se han teñido de una quietud inquietante…

 

Sin embargo, acúsome de cruzar las piernas como se cruzan los brazos; acúsome de encerrarlas en estos alambres, provocando así que los caminos se estanquen. Provocando además, un frenón en el pecho, un ¡pare! de energía.

 

Busco engañar al horizonte  social con mi corta visión.
Desde aquí se divisa nada más que un cielo aparentemente negro, resultado de calles cortas y oscuras, de personas cortas y oscuras.
 

Es necesario sentir este frío pálido y lánguido  para añorar un tráfico caluroso en la piel.
Es necesario caerse y golpearse para añorar la continuación del show.

 

Exponemos, entonces, lo que queda de la ausencia, del olvido, del desecho y la ignorancia. Lo nuestro negativo y lo de ustedes pernicioso.

 

Finalmente, acúsome de hablar con los pies muertos, con la sensación intranquila de esta quietud, y de aplaudir para mis adentros, porque para ustedes no quiero."

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Vanessa Soto