¿ES AQUÍ?

Si es aquí donde vivimos, un pedazo de tierra que hay que compartir... ¿es aquí?, ¿es este mi espacio o es tu espacio?

Es aquí donde me duele mientras mi cuerpo se mueve, es allí en la huella muda y profunda, es en este límite en el que giro, mientras allá, a centímetros de distancia, están los otros y lo otro. Pero es aquí donde me permito ser o acaso ¿no es aquí? Me levanto y tomo esto que no es mío mientras me pregunto si es aquí.

Pero estuve allá y he dejado parte de mí en este recorrido. Ahora creo que tampoco es aquí, porque aquí sigue doliendo, porque mis piernas van temblando y esas miradas, que no son las mías, pasan por mi lado y me rechazan.

Este cuerpo, aún vivo se conjuga dinámicamente con este medio muerto, como intérprete de una realidad exterior que habita en los más sensible de los pies: es el recorrer el acto por excelencia, apropiándose de un espacio ajeno, dejando a su paso una estela de presencia humana.

Es por eso que el medio, aunque no es el fin, es medio, es decir que posee la misma importancia que este pedazo de llanta que busca encarnar. Porque yo soy ese medio, mi cuerpo es quien grita, es quien exige un espacio, es el que danza en lo íntimo, es quien habla de mujer y de poder ser, es mi cuerpo embarrado en grasa y es mi piel contando el camino... Es nuestro cuerpo...

Sentirnos aquí, pensarnos aquí en este círculo que es la vida misma, que es una continuidad, que es un tiempo imparable que nos quema y también nos empapa.

Este círculo es un infinito moverse, y que ahora ha encarnado, ahora habla, habla de mí, de un retrato de mí, también de los míos, es decir, de las mías, de todas ellas... Y habla de alcanzarse los pies con el pecho, respirar y preguntarse: acaso ¿es aquí?